Lava la fruta y sécala bien. Quita las hojas, tallos u otras partes no comestibles.

Coloca la fruta en brochetas, usando 3 piezas o menos por brocheta para facilitar el manejo.

En una olla pequeña a fuego bajo a medio, añade el azúcar y agua. No revuelvas. Lleva a ebullición y cocina hasta que esté espeso como un jarabe y de color ámbar (alrededor de 300°F). Esto tomará entre 10 y 20 minutos.

Prueba la temperatura del jarabe dejando caer una cucharada en un baño de agua helada. Si se endurece en pocos segundos y se quiebra cuando se dobla, está listo.

Rápidamente, sumerge las brochetas de fruta en el jarabe y gira para cubrir uniformemente una capa delgada.

Luego, sumérgela inmediatamente en el baño de agua helada para enfriar y endurecer el recubrimiento de azúcar.

Coloca la brocheta en un plato y repite con las demás. ¡Trabaja rápido para que el azúcar no se queme y disfruta!