Rosquillas de San Froilán

Rosquillas de San Froilán

Cada vez que preparo estas Rosquillas de San Froilán, me recuerdo de esas tardes tranquilas en casa de mi abuela. El aire se llenaba con el aroma dulce y ligeramente anisado. Era un momento especial para mi familia, donde todos nos reuníamos en la cocina, charlando y riendo mientras esperábamos que las rosquillas se doraran en la sartén. Cada bocado me transporta a esos días, llenos de calor y amor. Estoy segura de que, cuando tú las prepares, sentirás la misma calidez y placer que yo experimento. La cocina es más que solo alimentos; es un refugio de recuerdos y conexión.

Ahora, hablemos de cómo hacer estas deliciosas Rosquillas. Es una receta sencilla que, aunque pueda parecer complicada, se vuelve un verdadero placer al momento de compartir.

Cómo preparar Rosquillas de San Froilán

Ingredientes:

  • 100 gramos de harina: Esta es la base de nuestras rosquillas. La harina ayuda a que tengan una textura perfecta.
  • 50 gramos de mantequilla: Le da un sabor rico y una textura suave. Si no tienes mantequilla, puedes usar aceite, aunque el sabor será diferente.
  • 180 mililitros de leche entera: La leche aporta humedad y un toque cremoso. Puedes usar leche descremada, pero no será tan rica.
  • 1 pizca de sal: La sal realza todos los sabores, así que no te la saltes.
  • 2 huevos tamaño L: Los huevos son esenciales para que tus rosquillas sean esponjosas y deliciosas.
  • 15 gramos de azúcar: Un poco de dulzura siempre es bienvenida. Si quieres, puedes ajustar la cantidad a tu gusto.
  • 10-15 mililitros de anís o ron: Esto le da un sabor característico. Si prefieres, el anís se puede sustituir por extracto de vainilla.
  • 85 gramos de azúcar glas: Lo utilizaremos para el glaseado. Puedes hacerlo casero, simplemente mezclando con un poco de agua.
  • 20 mililitros de agua: Para mezclar con el azúcar glas y obtener el glaseado perfecto.
  • Aceite de girasol: Necesitamos suficiente para freír las rosquillas.

Espero que consigas todos estos ingredientes, pero si no cuentas con alguno, ¡no dudes en preguntarme! Siempre hay una solución en la cocina.

Pasos para la preparación

1. Calentar la mezcla

En una cacerola, calienta 180 mililitros de leche entera, 50 gramos de mantequilla y 1 pizca de sal a fuego medio. Remueve constantemente hasta que la mantequilla se derrita y la mezcla esté caliente, ¡pero sin hervir! Luego, retira del fuego. Este paso es clave porque la mezcla caliente ayudará a que la harina se integre mejor.

2. Agregar la harina

Una vez que tengas la mezcla caliente, agrega 100 gramos de harina de golpe. Revuelve vigorosamente hasta que se forme una masa suave. Esto puede llevar un minuto, pero es fundamental para que no queden grumos. Transfiere la masa a un tazón y déjala enfriar un poco.

3. Incorporar los huevos

Cuando la masa esté un poco tibia, agrega 2 huevos tamaño L uno a uno, batiendo bien después de cada adición. Este es el momento en que la magia comienza a suceder, ¡verás cómo la masa se vuelve más suave y esponjosa!

4. Añadir azúcar y saborizantes

Ahora, es el momento de incorporar 15 gramos de azúcar y 10-15 mililitros de anís o ron. Mezcla todo hasta que obtengas una masa uniforme. Me encanta el aroma que se genera aquí; realmente le da un toque especial.

5. Calentar el aceite

Ve calentando aceite de girasol en una sartén grande a fuego medio-alto. La cantidad de aceite dependerá del tamaño de la sartén, pero asegúrate de que haya suficiente para sumergir las rosquillas.

6. Formar las rosquillas

Con tus manos enharinadas, toma porciones pequeñas de masa y forma bolitas o donas, según prefieras. Deben ser pequeñas, ya que crecen al freírse.

7. Freír las rosquillas

Con cuidado, coloca las rosquillas en el aceite caliente. Fríelas hasta que estén doradas y crujientes, aproximadamente 3-4 minutos por lado. No las abarrotas en la sartén.

8. Preparar el glaseado

Mientras se fríen las rosquillas, mezcla 85 gramos de azúcar glas con 20 mililitros de agua en un tazón. Revuelve hasta que obtengas un glaseado suave y cremoso.

9. Bañar las rosquillas

Cuando las rosquillas estén listas, retíralas del aceite y déjalas escurrir sobre papel toalla. Luego, baña las rosquillas en el glaseado mientras aún están calientes. Esto les dará un toque dulce, ¡y no te preocupes si cae un poco de glaseado!

10. Servir y disfrutar

Estas rosquillas se sirven mejor calientes. Puedes espolvorear un poco más de azúcar glas por encima si te apetece. Disfruta en compañía de tus seres queridos, ¡no olvides las sonrisas y las anécdotas!

Por qué me encanta preparar este platillo

Me encanta hacer las Rosquillas de San Froilán porque no solo es un placer hornear, sino que también evoca memorias. Cada vez que las preparo, pienso en mi abuela y en el legado familiar que llevamos en recetas como esta. Descubrir que tú también puedes hacerlas y compartirlas con tu familia me llena de alegría. La cocina es una forma de amor, y estas rosquillas son un delicioso símbolo de ese amor.

Qué necesitarás

Para preparar las rosquillas, necesitarás lo siguiente:

  • Una cacerola
  • Un tazón grande
  • Una sartén para freír
  • Papel toalla para escurrir
  • Un batidor o cuchara de madera

No requiere herramientas sofisticadas, lo que hace que el proceso sea accesible y agradable.

Consejos para mejores resultados

Si quieres que tus rosquillas queden más crujientes, asegúrate de que el aceite esté bien caliente antes de freír. Puedes también probar añadiendo un poco de ralladura de limón a la mezcla para un frescor extra. Y recuerda, no temas experimentar; la cocina se trata de creatividad.

Sugerencias para servir

Las rosquillas se pueden disfrutar solas, pero también quedan deliciosas acompañadas de una salsa de chocolate. O si prefieres, una taza de café caliente es el complemento perfecto. ¡Todo sabe mejor con una buena charla!

Qué hacer con las sobras

Si te sobran rosquillas, puedes guardarlas en un tupper bien cerrado. Para recalentarlas, simplemente colócalas en el horno a baja temperatura durante unos minutos. Así conseguirás que se mantengan crujientes y deliciosas. A mí me encanta calentar las sobras en el horno, ¡es como comerlas recién hechas de nuevo!

Preguntas Frecuentes

¿Puedo usar harina sin gluten?
Claro, aunque la textura puede variar. He probado la mezcla sin gluten y también queda bien, aunque quizás necesite un poco más de líquido.

¿Puedo congelarlas?
Sí, puedes congelar las rosquillas antes de glasearlas. Cuando quieras disfrutarlas, simplemente caliéntalas en el horno y luego agrégales el glaseado.

¿Puedo hacer una versión más saludable?
Puedes intentarlo utilizando un aceite más ligero o reemplazando el azúcar por edulcorantes naturales. Sin embargo, recuerda que la cocina tradicional es un placer de vez en cuando.

Este platillo se ha convertido en un favorito en mi casa, y estoy emocionada de que lo pruebes. Estoy segura de que te encantará tanto como a mí. Cuando lo hagas, cuéntame cómo te quedó y si tu familia pide repetir, como sucede en mi caso cada vez. ¡A cocinar se ha dicho!

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